Nuevos
cuerpos, viejas miradas. El espacio negativo en la escultura y una
breve reflexión de género.
“Visualmente,
una estatua y el espacio circundante pueden tomarse como dos
volúmenes adyacentes, siempre que estemos dispuestos a pensar en el
entorno como volumen más que mero vacío, ya que la estatua parece
monopolizar todas las cualidades figurativas. La estatua es el
volumen más pequeño y cerrado, y tiene textura, densidad, solidez.
A estas cualidades perceptivas, prácticamente toda la escultura de
la historia ha añadido la de convexidad. La estatua se concibe como
una aglomeración de formas esféricas o cilíndricas que sobresalen
hacia fuera”1.
¿Cómo
un espacio puede llegar a ser negativo?
En
realidad esta idea de lo negativo es una perspectiva muy limitada y
muy humana que define lo intangible como vacío. Un breve repaso a la
Historia de la Escultura nos muestra que ha sido la constante
evolución artística la que ha llevado, hace relativamente poco
tiempo en términos históricos, a pensar en el entorno como volumen
(siendo francos, este nuevo camino artístico coincide con la
evolución científica y la utilización del aire como fuerza motora:
globos aerostáticos, zeppelines, autogiro y por supuesto el avión).
Ejemplos
visuales de estructura y espacio circundante, espacio interior
también, como volúmenes adyacentes siempre han estado ahí, en la
naturaleza, pero necesitábamos de una nueva forma de expresión para
poder entender el espacio como volumen adyacente a la obra de arte,
incluso como parte importante en la concepción y comprensión de la
obra.
“A
lo largo de la Historia las
intrusiones en el bloque de material, las perforaciones incluso, se
tratan como intersticios, esto es, como espacio vacío entre sólidos
que monopolizan la superficie externa. Es cierto que, al igual que el
pintor, el escultor ha tenido en cuenta esos espacios negativos, pero
tradicionalmente éstos han venido desempeñando un papel menor en la
escultura que en la pintura, en la que incluso el fondo forma parte
de una superficie sólida y cerrada”1.
“De
vez en cuando, en la escultura, aparecen concavidades, sobre todo en
la escultura helenística, medieval, barroca y africana. En el Luís
XIV a caballo, de Bernini, los rizos y pliegues ondulantes recogen el
aire en bolsillos huecos.
Balzac. Auguste Rodin (1898) |
Mujer reclinada en una columna. Jacques Lipchitz (1929) |
![]() |
Figura reclinada. Henry Moore (1936) |
Figura reclinada. Aristide Maillol (1921) |
Devolver
la mirada.
“Tradicionalmente,
la estatua era la imagen de una entidad autónoma, aislada en un
entorno inexistente y en posesión única de toda la actividad. La
comparación del tratamiento que dan Maillol y Moore a un tema
similar muestra que en Maillol la convexidad de toda la forma
conserva un elemento activo a pesar del tema esencialmente pasivo. La
figura parece expandirse y alzarse.
Figura reclinada. Henry Moore |
Actividad
y pasividad. Expansión frente a recepción. Mientras la mujer de
Maillol se eleva ante nuestros ojos, la figura esculpida por Moore
hunde sus caderas en el suelo. Sabemos que es universal la percepción
de expansión y elevación en la figura primera, donde las
protuberancias empujan hacía fuera desafiando activamente al volumen
que ocupa el vacío. También lo es la percepción contraria en la
segunda, donde el espacio invade y penetra las concavidades y
agujeros de la escultura. No es esta percepción universal lo que
retamos, es la mirada que se impone.
El
viejo discurso que desde la norma añade a nuevas formas de expresión
un juicio antiguo, un prejuicio. La Historia no es única ni
objetiva. Depende de quién la cuente y desde dónde la cuente.
Siendo honestos, en la mayoría de los casos, cuando se habla de
Historia del Arte, nos estamos refiriendo a la Historia Occidental
del Arte contada por 'el hombre' o aún peor, la Historia Occidental
del Hombre Artista.
Aristide
Maillol (1861-1964) un escultor que encarnó la tradición clásica y
que encontró la cima de la fama a mediados de la década de 1920. Su
limitado repertorio de formas fue el cuño de su clasicismo. El
pintor Maurice Denis dijo que “al repetir los mismos temas y los
mismos modelos incesantemente” Maillol fue capaz de
perfeccionar sus figuras, de pulirlas y de “aproximarlas a su
ideal”5. Un artista que validó el
discurso de la vuelta al clasicismo en el arte y sus valores en
sociedad, castigando a la contemporaneidad y a la vanguardia. Un
discurso que conduciría a esa segunda gran guerra mundial. En el
anverso, Henry Moore, cuya obra de haber sido realizada bajo el poder
de los admiradores de Maillol, hubiera sido considerada Entartete
Kunnst, el ‘arte degenerado’ y prohibido por nazis y
fascistas pero que a lo largo de su exitosa carrera se convirtió en
“la voz oficial de la escultura británica y la cara aceptable
de la modernidad”6. Dos creadores
opuestos, dos discurso artísticos irreconciliables para una sola
mirada.
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Figura reclinada (1951) |
![]() |
Figura reclinada (1939) |
![]() |
El profeta. Pablo Gargallo (1933) |
De
tal manera que la yuxtaposición de las fotografías de las
esculturas de dos artistas antagónicos ofrece el retrato completo de
‘la mujer’ en el arte.

De
hecho, todas las versiones y estudios de ‘figuras reclinadas’
tanto de Aristide Maillol como de Henry Moore son siempre mujeres.
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Estudio para el monumento a Paul Cézanne (1912-1925) |
Un
breve apunte sobre pintura.
![]() |
La virgen Inmaculada. Bartolomé Esteban Murillo (1670-1675) |
Transformada
ya ‘la Diosa’ en ‘la Virgen’, el barroco la convierte en una
bella y eterna adolescente completamente des-sexuada (no asexuada,
sino des-sexuada; Robado su sexo y el poder que hubiera podido tener
sobre él).
Nuevas expresiones, nuevas formas, nuevos cuerpos, viejas miradas.
Quizá un lector crítico pueda pensar que este artículo es maniqueo.
Lo
ponemos en duda, aunque sí admitimos con orgullo que es subjetivo.
Reafirmamos su pertinencia insistiendo en que la mirada normativa
hetero-patriarcal contamina toda vanguardia, ya sea creativa,
teórica, ideológica o tecnológica (para curiosos, recordamos aquí
el magnífico análisis semiótico de Sadie Plant en su novela ‘Ceros
+ unos’ sobre el ‘lenguaje binario’ de las computadoras. “Los
‘Unos’ masculinos y de sus opuestos binarios, los ‘Ceros’
femeninos; Esperando a que una nueva mirada se posase sobre ellos”7.
Donde el 1, falo perfecto, remarca el bit, la actividad y el 0, el
orificio, significa la nada, la espera de un nuevo bit. Según unos
de los últimos conteos el total de alumnos matriculados en la
Facultad de Bellas Artes de Bilbao en todos sus cursos fue de 1002
mujeres frente a 443 varones. Después encontramos en la guía
'Artistas Vascos' del Museo de Bellas Artes de Bilbao (artistas
presentes en la publicación) 6 mujeres frente a 111 varones. El
corus de ese mismo museo, es decir, los artistas representados en su
colección presenta 25 mujeres frente alrededor de 500 varones8.
En este momento, a marzo del año 29 de la Era Orwell, hay expuestas
4 obras realizadas por mujeres en la colección permanente. Estando
la más grande en tamaño, fuera de las salas expositivas y situada
en el subsuelo. Pasando los baños y junto al salón de actos.
Notas:
- Arte y percepción visual. Rudolf Arnheim. Alianza Editorial, 1979.
- Apuntes para una Historia de la Escultura. EHU/UPV Facultad de Bellas Artes.
- Quosque Tandem! Jorge Oteiza, 1963.
- Arte y percepción visual. Rudolf Arnheim. Alianza Editorial, 1979.
- Caos y clasicismo. Arte en Francia, Italia y Alemania, 1918-1936 Museo Gugenheim, 2010.
- La era de Bronce. Crish Turner. Tate ed.
- ‘Ceros + unos’ .Sadie Plant. Editorial Destino, 1998.
- Conteos realizados entre 2006 y 2008 y publicados en www.wiki-historias.org.
Demidov Taldea.
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